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Siniestros Destacado 19 JUN 2017

Trágico incendio en Barrio Güemes: un nene perdió la vida

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Un siniestro destruyó la casilla donde dormían una madre con sus tres hijos. La madre alcanzó a rescatar a sus dos hijos menores, aunque el mayor pereció entre las llamas.La tragedia golpeó el barrio de Parque Güemes, cuando alrededor de la 1:30 de la madrugada de hoy se desató un feroz incendio en una casilla ubicada en Encarnación entre Florida y Baradero.whatsapp-image-2017-06-19-at-15-32-31 Los restos de la tragedia En el interior se encontraba Gabriela Suárez quien dormía junto a sus dos hijos Thian de 8 meses  y Aaron de 3 años. La mujer, viendo su hogar en llamas, se despertó y procedió a sacar a los niños de la vivienda. Sin embargo, cuando intentó rescatar a su tercer hijo Alexander de 4 años, quien dormía en otra habitación, el techo de la casilla se desplomó y no pudo ingresar, quedando el niño en medio del siniestro. Los vecinos llamaron al 911 y se requirió la presencia de los Bomberos Voluntarios, quienes lograron apagar el fuego. Luego de combatir las llamas, una vez extinguido el incendio, los bomberos hallaron entre los restos del hogar el cuerpo sin vida, en estado carbonizado de la víctima. Los agentes policiales llamaron luego a la policía científica y a bomberos de la Policía Siniestral de Lujan. Tanto Suárez como sus dos hijos menores resultaron ilesos, aunque fueron trasladados al Hospital local para su asistencia. Al ser consultada por las causas del incendio, la madre dijo que tenía encendido un caloventor eléctrico.

Antecedentes:

El triste hecho de Altos del Oeste, que se llevo dos criaturas en 2015 y otro similar en Güemes en 2013 muestran la terrible situación que se vive hace años en los barrios humildes especialmente en referencia con los incendios. Conexiones irregulares y materiales de fácil combustión aumentan los riesgos. No es la primera vez que fallece un menor en el Barrio Güemes, el 15 de junio de 2013 habían corrido el mismo destino fatal Samara (10), Mateo (7) y Jairo (4), tres hermanos que se encontraban durmiendo en su casa de material sobre la calle Linares, cuando por una mala conexión o una pantalla eléctrica, se habría iniciado el fuego que terminó por dejarlos sin chances de escape y los padres no estaban en ese momento en el hogar. El 13 de agosto de 2015, en Altos del Oeste, el barrio que está pegado a Güemes y vive realidades similares, padeció la misma fatalidad cuando Kimey (2) y Auriel (3) quedaron presos de las llamas en su pequeñísima casilla de madera ubicada en Venezuela y Florida. En esa ocasión, el padre estaba trabajando y la madre había salido por la mañana a llevar a los hijos mayores a la escuela y al volver, vio el humo que salía. Intentó rescatarlos y padeció graves quemaduras en la cara, pero no pudo salvarlos. El fuego habría comenzado en una TV de la casilla, la fácil combustión de los elementos que la rodeaban aceleró el avance del fuego y terminó de la peor manera. Luego habíamos hablado con el padre de la familia, que dolorido, pedía ayuda para poder seguir por sus otros hijos, ya que había quedado en desamparo y con promesas incumplidas desde el municipio y Edenor. Claro que ellos no son los únicos que fallecieron por incendios evitables o generados en las zonas más carenciadas del distrito, hay decenas de fallecidos mayores: Como el ocurrido en una casa de la zona rural de San Carlos el invierno pasado, o tantos otros que por milagro no llevaron la vida de sus integrantes.

Es así, en verano las electrocuciones y ahogos de niños y en invierno los incendios de viviendas matan a varios vecinos anualmente y al día de hoy, jamás, ni los órganos ejecutivos ni los legislativos han tratado el tema como una política integral. Ningún movimiento político lo propuso. Ni aquí ni afuera. Apenas hay algunos esfuerzos de empresas que hacen charlas de responsabilidad social tocando la problemática.

Una idea que nunca se pudo poner en práctica, era la de trabajar desde instituciones, como los colegios de arquitectos e ingenieros, en capacitaciones y soluciones ad-honorem en los lugares más vulnerables, para evitar los problemas en invierno, además de por supuesto, promover la llegada de redes de gas, que permitirían evitar los cortocircuitos en viviendas que tienen malas conexiones eléctricas y un alto consumo para pelear contra la dureza del frío que penetra sus débiles estructuras. Es cierto, mucha gente por ignorancia, por precariedad, por tozudez, no colabora siendo más conciente, pero el Estado debe ser quien regule estos temas e instale políticas públicas para evitar males mayores. Bien se podría aprovechar ahora para dar el puntapié definitivo hacia una política preventiva y de desarrollo de mejores condiciones para algo tan específico y determinante como es la división entre la vida y la muerte.
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