Seguridad 21 AGO 2023

"Hay límites": el crudo relato de uno de los sospechosos detenidos por el crimen de Fernando Pérez Algaba

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Nahuel Vargas (43), es uno de los nueve sospechosos detenidos por el asesinato del empresario Fernando Pérez Algaba (41), quien fuera encontrado descuartizado en un arroyo en Ingeniero Budge. Crece la hipótesis de que el homicidio se produjo en General Rodríguez.

A Fernando Pérez Algaba lo hallaron descuartizado el 23 de julio pasado y pasaron más de 25 días para que el fiscal del caso, Marcelo Domínguez, ordenara arrestos. Bajo la linea de un crimen por un móvil económico, señaló como autores materiales a Vargas, su socio Maximiliano Pilepich (45) y Luis Contreras (38). Para los investigadores, ellos estuvieron con la víctima el martes 18 de julio en el predio del country Renacer.

Además de ellos tres, también están imputados Matías Gil, Flavia Bomrad, Horacio Córdoba, Blanca Cristaldo y Fernando Carrizo por el delito de "homicidio cuadruplemente agravado por su comisión con arma de fuego, por alevosía, codicia y cometido por el concurso premeditado de varias personas". Se cree que todos ellos fueron parte del plan criminal.

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Este viernes 18 de agosto, Vargas fue indagado por el fiscal y aseguró que su socio Pilepich fue quien asesinó a Fernando Pérez Algaba. Dijo que lo asesinó por la espalda cuando estaba cambiando una lamparita en una casa del predio, que luego fue destruida. Y señaló que él estaba afuera del domicilio en el momento del crimen y que Pilepich usó dos armas de fuego calibre 9 milímetros. También que Pilepich le habría dicho, luego del homicidio, que "ya está, no aguanté más. Hay límites". Y que lo amenazó con matarlo si contaba lo sucedido.

Los roles de los acusados por el crimen

La causa se inicia con la lupa sobre un número telefónico, el 1159385480, que estaba a nombre de Horacio Córdoba, un comisario de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires. Los detectives advirtieron que esa línea se activó el mismo 18 de julio, día de la desaparición de Pérez Algaba, y estuvo en contacto con varios abonados relacionados con Pilepich, Vargas y la víctima. 

Lo que se sospecha es que Córdoba –que prestaba servicio en el Área de Comunicaciones de la Policía porteña– le habría entregado el chip a Pilepich. El día de la reunión en Renacer las antenas registraron actividad en General Rodríguez, entre las 16 y las 19. Luego, el teléfono comenzó a moverse y se abrieron comunicaciones, una de ellas con el comisario sospechado y otra con Matías Gil, otro de los detenidos.

Entre las 00.30 y la 1.48 del 19 de julio, las antenas registraron nuevamente actividad en el loteo de General Rodríguez. A esa hora y en ese lugar creen que podría haber sido desmembrado el cuerpo del empresario. Poco después, cerca de las 2.30 de la madrugada, el teléfono atribuido a Pilepich fue ubicado en Ingeniero Budge, cerca de la casa de Luis Contreras, detenido por el caso, hermano de la joven trans ahora liberada y el primero de los acusados que rompe con el supuesto pacto de silencio.

En indagaotria, Contreras reconoció que a esa hora Pilepich llegó a su casa y que lo hizo junto a Nahuel Vargas. Dijo que ellos llegaron en un auto blanco. "“Me acerco y estaba el señor Pilepich del lado del acompañante con otro sujeto al que se dirigió como ‘Nahu’ o ‘Nahuel’, quien estaba al volante del vehículo. Pilepich me preguntó si me animaba a tirar unas bolsas. Abrió el baúl y allí se veían bolsas negras, y dentro de las bolsas negras se veía una parte de un cuerpo, una mano", recordó.

La hipótesis que manejan los investigadores es que Pilepich y Vargas mataron a Fernando Pérez Algaba para evitar pagarle una deuda de U$S 50.000 y 17 terrenos. 

Entre los roles que habrían tenido los otros acusados, está el de la gestora Flavia Bomrad, que habría cumplido un “rol gravitante” en momentos previos a la muerte de Pérez Algaba, “en razón de la íntima amistad y relación de confianza que unía a ambos”, según entendió el fiscal. 

"Las comunicaciones que pudieron existir momentos antes del fatídico desenlace entre Pilepich y Bomrad fueron con el propósito de asegurar al primero de los mencionados el arribo de la víctima al predio Renacer de General Rodríguez", menciona el expediente. Y agrega: "Bomrad resultaba ser amiga íntima y gestora de la víctima, tal como lo han señalado diversos testigos, pero también mantenía vínculos comerciales con Pilepich, a quien habría conocido incluso a través de Pérez Algaba”.

La fiscalía tamibén apunta a Horacio Córdoba como quien "asesoró o instruyó" a Pilepich "en cómo emplear y manejar la cuestión tecnológica, pudiendo presumir con un alto grado de convicción que dichos conocimientos le fueron llegados por Horacio Córdoba, en su doble rol de idóneo y profesor en estas experticias". Y agregó también que "corresponde señalar que si bien no se puede desconocer el vínculo previo existente entre ambas partes, la prueba colectada no permite superar el umbral de convicción necesaria como para colocar a Córdoba dentro del posible plan criminal trazado en carácter de coautor".

Por su parte, se cree que Matías Gil fue quien se quedó con el bulldog francés de la víctima y que luego fue hallado en el barrio de Villa Lugano. 

Sobre el rol de Nicole Chamorro, la única de las acusadas que fue puesta en libertad, el juez del caso indicó que la instrucción basó exclusivamente su pedido en los dichos de un testigo que supuestamente escuchó varias conversaciones entre la acusada y su hermana. “Empleaba palabras extrañas, haciendo referencia a nombres como ‘María Teresa’ o ‘María Teresa de Calcuta’ o ‘Noemí’”, señaló el testigo.  Y agregó: "Le dijo que preparara todo para cuando la hermana salga en libertad, haciendo referencia a un viaje a General Rodríguez y que, si todo salía bien, con la plata de eso se paraban para siempre”. 

Se la dejó en libertad porque no hubo más elementos probatorios que esos.

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