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Noticias Salud Sociedad Destacado 16 MAR 2017

Tras aquel viaje a China, hoy la madre de Thiago enfrenta otro problema: su obra social

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Karina Falcón, indignada con Unión Personal por el corte del tratamiento de sus dos hijos discapacitados: Thiago, de 6 años, y Yair, de 14, ambos con patologías neuronales que afectan su motricidad.

 Pareciera ser que, cuando en 2012 reunió más de 25 mil dólares y logró que Thiago (6) viajara a China para hacerse un transplante de células madre, no habría nada después de eso que impidiera el correcto tratamiento y evolución de sus hijos.
Sin embargo, por estos días, Karina Falcón afronta otra dificultad que ya no responde a cruzar al otro lado del mundo para hacer una terapia sino a la "negligencia" que ,según ella, viene teniendo la obra social Unión Personal y por la cual está suspendida la terapia de Thiago como también de su otro hijo con discapacidad, Yair (14).
El menor padece una encefalopatía crónica no evolutiva, un desorden del movimiento, la postura y el tono muscular debido a una lesión o defecto en un cerebro inmaduro, que interfiere en el crecimiento y maduración del niño. Se trata de una afección encefálica permanente, no evolutiva, debido a que lo que evoluciona son las secuelas motoras que dejó la lesión cerebral.thiago-falcon-1
Por su parte, el mayor sufre de hemiparesia (disminución de fuerza motora o parálisis parcial de un brazo y una pierna del mismo lado del cuerpo) e hipertonía (una tensión muscular exagerada y permanente cuando un músculo está en reposo, es una afección del sistema nervioso central).
Ambos realizaban sus terapias en el centro "Manos del Sur", en Luján, hasta que fueron suspendidas por la falta de pago de la obra social a los profesionales. Incluso tampoco pudo hacer su cobro la mujer que los traslada de su casa hasta allí y desde su casa al colegio. Por Thiago, "rebotaron" las boletas desde julio mientras que por Yair desde octubre.
"A Yair le habían aplicado botox en las piernas. El necesita su terapia con urgencia porque va a contrarreloj. Hace un mes que deberia haber empezado y no pudieron solventar esas terapias", dijo indignada Karina. Y agregó: "Hablé en la Superintendencia de Servicios de Salud, en el Ministerio de Salud de la Nación. En ningún lugar supieron darme una respuesta concreta. Me dijeron que el dinero llegó a la obra social. Fui a la obra social y me iban diciendo que pagaban en tal fecha, luego en otra siguiente. Y así me tienen...", le dijo a La Posta.
En charlas con conocidos y otros entendidos del tema, le dijeron que "con un recurso de amparo lo solucionás" pero ella asegura que "no me da el bolsillo para afrontar algo así". Igualmente, tiene previsto ver a un abogado para asesorarse sobre cómo destrabar la situación. El tiempo es vital para que el tratamiento de sus hijos no se retrase más.
"Es injusto que tengamos que recurrir a un recurso de amparo cuando lo que nos ampara es la Ley 24.901. Hay demasiada burocracia y se manosea mucho en el tema de personas con discapacidad. Hay que andar mendigando pañales, toallitas y ahora pelear por las terapias. Esto es algo que le ha pasado a otros padres de chicos con discapacidad según me enteré", manifestó.
Karina trabaja en el Hospital Sommer y comentó que lo hace los fines de semana y feriados, por lo que le cuesta mucho "conseguir un acompañante terapéutico" para Thiago y Yair y que la ayudan sus hijos mayores a cuidarlos. "Parece que el sistema quiere que dispongas de todo el tiempo, que te encargues vos de todo. Te sobrecargan, quieren que bajes los brazos y aceptes todo, pero no me voy a rendir porque si lo hago pierden mis hijos", cerró.
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