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Fue esta tarde en el barrio Almirante Brown, cerca de las 14 horas en una casa de la calle Mercedes al 1300. La víctima es una mujer que está internada en el hospital. Sus dos hijos, menores de edad, afortunadamente no estaban en la casa en el momento del hecho.
Las cosas no venían bien entre ellos y, aunque seguramente no esperaba lo que sucedió, sí hay versiones que dicen que ella preveía un episodio extremo por la violencia que recibió durante cerca de 8 años de relación amorosa. Marilina Moreno (36) estaba separada hacía dos meses de Juan Pablo Márquez (38) y en la tarde de hoy le tocó vivir uno de los peores momentos de su vida.
Con un hijo de 5 años en común, se seguían viendo y hablando. Por eso, tras un llamado telefónico del día de ayer en el que le pedía verla, charlar y aprovechar para cortarle el pasto del terreno, él se presentó en la casa de ella (donde hasta hace un poco tiempo convivían) sobre la calle Mercedes al 1300, en el barrio Almirante Brown.
Después de hacer el trabajo, Marilina salió a comprar cervezas y al volver, según la información recogida, Juan Pablo comenzó a pedirle volver a retomar la relación de pareja. Al ser rechazado una y otra vez, él salió de la vivienda, cruzó el patio delantero, fue hasta el auto con el que había viajado desde Merlo (estaba viviendo en esa localidad y trabajando en Ituzaingó, como recolector de basura) y tomó una pistola calibre 9 mm Bersa Thunder con el que rápidamente se dirigió hasta la parte trasera de la propiedad y le disparó a quemarropa en las dos rodillas.
Marilina le habría implorado que no la mate y las últimas palabras de él habrían hecho referencia a que no pensaba ir preso por lo que había hecho, entonces tomó el arma y decidió suicidarse con un balazo arriba de la oreja derecha, que le quitó la vida en el acto.
A pesar de las heridas, Marilina logró salir de la casa hacia la calle y pedir ayuda, por lo que fue rápidamente asistida y trasladada por una ambulancia al hospital, donde se encuentra internada.
Según cuentan los vecinos, la pareja vivía allí desde hacía menos de un año y no había mucha relación con ellos. Sí pudieron asegurar acerca de Márquez, que era un hombre muy violento y fueron varias las veces que escucharon cómo le gritaba a la mujer. Además, dicen también que había efectuado disparos al aire desde su terreno en las fiestas de fin de año.
En el momento del hecho, que ocurrió entre las 14 y las 15.30 horas, afortunadamente no estaban ninguno de los hijos de Marilina. Ni el que compartía con su victimario, ni su hija adolescente, de 14 años. Ambos estaban a la vuelta de la esquina, en la casa del ex marido y padre de la adolescente.
Por los datos recabados, la mujer temía una situación de violencia y por eso los mandó allí. Al parecer, Márquez se mostraba desnivelado en su insistencia por verla, por mantener el contacto, y ella podría no haber sabido como poner la distancia normal de dos adultos que ya están separados.
Lo cierto, es que hoy Marilina Moreno vive. Incluso después de esos dos balazos en las rodillas que la dejaron a merced del hombre con el que alguna vez había querido formar una familia.
De todos modos, queda para pensar que en su locura, pudo haberla "rematado" convirtiendo el caso en un femicidio de los tantos que viene sufriendo la sociedad a lo largo y ancho del país. Por suerte o milagro, no sucedió.
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