Salud Sociedad 20 AGO 2021

Recital popular y gratuito de L-Gante: ¿se pueden hacer los recitales libres?

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Durante el jueves 19 a la tardenoche sucedió un evento cultural de proporciones importantes en el distrito con la llegada de Elián Valenzuela al distrito, tras su exitosa gira internacional. Sin embargo, la noticia que generó no fue solo artística, ya que se dio una gran aglomeración que provocó muchas críticas de vecinos por la falta de protocolos y también de parte de actividades que aún padecen muchos controles.

Ayer a la noche sorprendió la enorme caravana que generó el cantante local Elián Valenzuela, un joven que vive un crecimiento meteórico desde el año pasado en su carrera musical en el género que él mismo inventó, la "cumbia 420", que sumado a la simpatía que provocó en sectores que no son "del palo", se transformó en un trampolín impensado meses atrás, cuando el flamante L-Gante ya generaba sus miles de seguidores desde las redes del género. Sin embargo, lo que por un lado fue un impresionante evento musical, que además tuvo el detalle de ser gratuito, popular y en el barrio de origen del artista, tuvo un "lado B" que ofuscó a muchos vecinos.

Ya hace un tiempo había ocurrido un episodio poco claro con una moto secuestrada a un allegado del artista que provocó muchos comentarios, pero en este caso, lo que pasó no se refiere al artista, que de modo genuino recibió una caravana que lo acompañó desde la salida de su aislamiento hasta su casa en Barrio Bicentenario y culminó con un generoso recital para los que quisieron acercarse. La cuestión a revisar es que el recital parece haber estado muy planeado, habiendo en el sitio vallas, escenario y sonido preparado con antelación.

A nivel artístico o cultural, como ya queda claro, nada que decir, a quien le gusta, puede elegir vivir esa experiencia. Y no fueron pocos los que se acercaron. Hubo madres que llevaron a sus hijos en una extensísima caravana hasta la casa de la madre de Elián. Fueron hasta los medios nacionales, Crónica TV hizo una transmisión de horas del suceso, hasta con cada tema.

Lo que generó rechazo en mucha gente fue ver que la conglomeración de gente, que llegaba hasta donde daba la cámara, era la de un recital típico de pre-pandemia y vecinos que notaron que había un grupo de oficiales acompañando el evento con cierta naturalidad frente a una multitud que, a la vista de las cámaras, no llevaba barbijos ni distancia y albergaba gente de todas las edades.

Dado que en los días pasados salieron publicaciones respecto de que se empezaban a abrir las restricciones para recitales, algunos calculan que el de anoche puede estar sujeto a esas nuevas disposiciones provinciales. Este no parece ser el caso, dado que entre esas disposiciones publicadas figura que debe ser en burbujas de 6 personas como máximo y distancias entre los presentes, con 1 persona cada 4 m2, entre varias disposiciones más que anoche estaban lejos de cumplirse.

Hace falta cierta lógica de acción:

Por obviedad surgieron las preguntas sobre las decenas de actividades que hoy aún tienen múltiples restricciones, frente a este evento, que claramente tuvo una organización y no tuvo controles. El país está enfrentando los primeros casos de la cepa Delta por contagio comunitario y se espera que crezca dramáticamente en las próximas semanas, como ya pasó en gran parte del planeta, donde en cuestión de un mes ha desplazado a casi todas las demás cepas del virus y está obligado a las potencias del planeta a planear y ejecutar terceras dosis de vacunas.

Si se continúan dando eventos o situaciones como la de anoche, incluso un avance drástico de vacunación podría no ser suficiente y terminar afectando una vez más, no sólo a la salud, sino al plan de recuperación de las actividades económicas que tan dañadas han quedado tras las restricciones más duras tomadas desde marzo de 2020. Hoy la ciudad vive un momento donde los informes dan una cantidad baja de contagios, pero siguen habiendo fallecimientos.

Habrá que ver si el Estado tiene una respuesta para saber si el evento de anoche tenía algún permiso especial o si simplemente se dejó que sucediera sin controles, porque será muy complejo a partir de lo que se vio, poder hacer regir cualquier otro tipo de limitación, si no hay una definición política sobre lo ocurrido. Sea lo que sea, es deber del Estado el ser contralor, no de los organizadores del evento. De otro modo, sería validar que lo particular y lo clandestino, en realidad rige y define. Y ya se ha visto lo que generó un mal ejemplo de esto en la Nación en los últimos días.

Para cerrar y para no olvidar mencionar argumentos opuestos, hay que decir que más allá de lo que quedó expuesto en la multitud de anoche (donde mucha gente no llevaba ni un tapabocas), también vale ver que en muchos lugares hay un porcentaje de personas que sigue teniendo actitudes no aconsejables y también el Estado parece no encontrar salida a otras, como es el transporte público, que nunca logró evitar las aglomeraciones y será responsable también de tantos contagios como podría haber generado un recital, pero al menos, si la sociedad observa un criterio y un ejemplo, es más probable que se ajuste un poco más a las normas y cuidados.

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