Torturas, maltratos y "jugos locos": las denuncias contra un granja de adictos de Pilar donde estuvo un rodriguense

En las últimas horas, llegó a la televisión nacional la noticia de la clausura de un centro de rehabilitación en adicciones ubicado en Pilar por graves denuncias de las familias. Un joven rodriguense fue uno de los pacientes y su madre es parte de la acusación colectiva.

Se trata de la Comunidad Terapéutica "Nuevo Camino", cuyo predio está ubicado en la calle Francia al 100, en la localidad de Derqui. El tema fue tratado por el canal América 24, donde se mostró que el lugar ya estaba clausurado por las autoridades y se remarcó que habría 28 denuncias de pacientes que vivían en ese lugar.

Se dijo que la denuncia inició con agente de la Policía Federal que tenía un familiar internado allí y a partir de esa denuncia, se hicieron allanamientos y las familias pudieron comprobar el relato del resto de los internados, que algunos ya fueron derivados a otras instituciones. 

Entre las acusaciones, se denunció a los dueños y personal del lugar de torturas, abusos y maltratos a los adictos que buscaban rehabilitarse allí. En el estudio de América 24, Nora y Belén, madre y hermana de uno de ellos, contaron que los golpeaban y les daban un "jugo loco, un cóctel de pastillas de ketamina en un jugo espeso con el que los mantenían dormidos y sedados por días".

Durante el móvil televisivo, se habló con Rolando, dueño del lugar, quien destacó que "Nuevo Camino" funciona a pulmón y que es uno de los pocos dueños de estos lugares que vive con los pacientes. Negó completamente las acusaciones, diciendo que "son parte de la manipulación de un paciente para evitar su tratamiento. Habrá que ver si la familia elije creerle o no".

La pesadilla que vivió un rodriguense, víctima de este centro de adicciones de Pilar

Entre las víctimas, hay un joven rodriguense de 19 años de edad, oriundo del barrio Agua de Oro. Su madre, Fernanda, comentó a La Posta que su hijo había ingresado a principisos de mayo a esa comunidad y le contó que "los empastillaban, les pegaban, los tiraban a la pileta y los ponían mojados debajo del ventilador. Los dormían por tres días o más, cuando despertaba estaba sucio y orinado".

Además, relató que "les pegaban mucho, no les daban de comer. Les dejaban para cocinarse fideos y puré de tomate. También pollo podrido, que secuestraron en el allanamiento que hizo la Policía. También le hacían doler la boca porque se la sostenían para obligarlo a tomar el jugo ese que les daban. Ahora lo tengo en mi casa a mi hijo, no quiere saber nada con volver a un centro de rehabilitación".