Sociedad 9 FEB 2024

A 10 años del homicidio de Martín Bobecik, todo quedó impune

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El pasado domingo 4 de febrero se cumplió una década de uno de los crímenes que más conmovió a la ciudad de Gral. Rodríguez. Se trató de Martín Bobecik, un joven empleado que fue asesinado en su casa cuando le ingresaron por la madrugada tras cortar el tejido perimetral. Nunca se pudo establecer lo que pasó y quedó impune.

Martín era un joven de 27 años, acababa de volver de unas vacaciones en la costa y justo se había reintegrado al trabajo en un transporte de Mastellone Hnos. cuando en la madrugada del 4 de febrero de 2014 alguien entró a su casa alpina, ubicada en Güemes y Da Vinci, del barrio San Pedro (en algunos mapas virtuales figura como Fortín Media Luna, pero está mal, dado que las primeras dos cuadras son "Gral. Güemes") y le disparó cuando estaba bajando una escalera "caracol" hacia la planta baja. El disparo de calibre .38 le perforó el abdomen, salió por la espalda y le quitó la vida. Martín recién fue hallado por la mañana por su hermano Jonathan, quien iba a retirar un vehículo para salir a trabajar.

Del lugar no se llevaron nada, ni siquiera su celular, pero en aquel momento, la mayoría de la gente lo tomó como un crimen por intento de robo. Sin embargo, las dudas quedaron y se esperaba que se logre investigar para resolver el dilema. En medios nacionales, el siniestro fue titulado como "el crimen del hijo de un policía de infantería", dado que Ricardo, padre de Martín, se desempeñaba en la zona de La Fraternidad para esa fuerza.

En los días subsiguientes al homicidio llegó a haber movilizaciones y reclamos en La Fraternidad y el centro y fueron muy multitudinarias, en un año que había tenido varias marchas y varios homicidios. El por aquel momento secretario de Seguridad, Daniel Evangelista (gobierno de Juan Pablo Anghileri), se reunió con vecinos y prometió mayores patrullajes y terminó dilatándose todo hasta enfriarse por completo.

Pasaron los años y la investigación, que había caído en la UFI N.º 10, nunca pudo dar frutos y al cabo de varios años, terminó en la nada. Presuntamente, había una teoría basada en algún testimonio de alguien que luego no quiso hablar, pero todo quedó sin progresos y así se selló aquella causa, quedando, como muchas otras, en el olvido de la comunidad, más no en muchos de los que lo conocieron a Martín, que era un joven muy vivaz, que tenía muchos amigos por su participación en el club Vicente López en básquetbol y por participar mucho de fiestas.

La despedida fue multitudinaria, en la plaza central se congregaron cientos de personas con velas e incluso se convocó a muchas otras víctimas de otros homicidios o situaciones de pedidos de justicia que también reclamaban por algún hecho grave. La noche culminó con música y fotos en su recuerdo y fue de enorme emotividad.

Sus muchos amigos le dedicaron cientos de mensajes para recordarlo y se mostraron indignados por lo ocurrido y todo lo sucedido terminó por cambiar la vida de su familia, ya que dos años después de su muerte, su hermano y su padre se mudaron de la ciudad, aunque su madre seguiría residiendo en el distrito.

La nota original que publicó LP Noticias por aquella época se perdió del archivo, pero lo vivenciado en aquella escena de crimen, con el dolor de ver cómo quien (o quienes) ingresaron lo mataron a sangre fría y huyeron con total impunidad, quedará por siempre como una espina más para una sociedad que tras muchos de los homicidios se moviliza (con otros, ni eso), pero que tras pasar un tiempo, se pasa de la rabia absoluta a dejar todo vestigio de esa emoción en el olvido, por supuesto, no por delante del olvido e incapacidad del Estado y la justicia, que en tantos casos no sabe o no puede prevenir ni resolver para defender el derecho a la vida.

Para los que lo conocieron y siguen extrañando, "Wolf" (uno de los apodos que tenía Martín), a diferencia de las instituciones, sigue estando en la memoria y en el reclamo de justicia.

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