Siniestros 24 FEB 2024

Numerosa familia de B° Bicentenario fue chocada en viaje a la costa por un camión con resultado casi milagroso

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El día viernes 23 de febrero apenas pasadas la 1:30 de la madrugada se encontraban viajando hacia la costa cuando a la altura del km 103 de la Ruta fueron impactados por un camión mientras estaban en la banquina y el conductor revisaba el auto. Los dos adultos resultaron con serias lesiones, pero están fuera de peligro. Podría haber sido peor, pero están internados en el hospital de San Miguel del Monte.

El accidente que trascendió en la noche del viernes fue el de Marcela Fernández, de 28 años y su marido es Gabriel Mabrissi, de 34. Ellos viven en Barrio Bicentenario, tienen 5 hijos juntos y él ya tenía una nena desde antes (de 13 años). Los de la pareja tienen 12, 10, 9, 6 y 3. Cerca de la medianoche del jueves salieron todos rumbo a la costa de cara a los últimos días de febrero en un Chevrolet Corsa Weekend negro, pero a pocas horas de comenzar el viaje, a la altura de San Miguel del Monte, les pasó un accidente horrible por múltiples razones y a la vez, una situación general que roza el milagro.

Resulta que Gabriel se bajó del auto con Marcela en una banquina para revisar el auto ante un ruido que podía ser una falla. Según comentó la madre de la mujer, ellos dijeron que pararon pasados de la banquina, como para tener margen y pusieron las balizas. Revisaron el vehículo, Marcela se volvió al habitáculo y cuando Gabriel apuntó a subirse al auto, un camión blanco que venía desde atrás se fue a la banquina y los chocó.

Gabriel ni siquiera llegó a subirse y fue arrastrado por su auto, que al ser impactado en la parte trasera izquierda, rotó hacia la zanja que había a varios metros y quedó allí, camino que continuó también el camión unos 50 metros más adelante. Increíblemente, Gabriel sufrió múltiples golpes, una fractura intercostal y politraumatismos con cortes en la cara y la cadera y su mujer, pese a que estaba en el habitáculo, padeció una dolorosa fractura de pelvis, que la llevó a tener que arrastrarse ya en la zanja (que tenía agua a la altura de la rodilla) para asistir a los menores, que estaban aterrados en el asiento trasero.

Viendo lo ocurrido, los milagros o fueron pocos, más allá de las severas lesiones de los adultos, los chicos no tuvieron más que alguna laceración a pesar de que el camión los impactó atrás. Esto puede haber sido porque "no les dio de lleno", según contó la abuela de los chicos. A su vez, Gabriel, quien estaba fuera del auto, fue revolcado por el peso de su propio vehículo con la violencia del impacto y su vida era la más expuesta. Y no fue menor lo de Marcela, que por segundos no estaba afuera, del lado para el cual fue empujado el auto. Sumado a todo esto, que fueron a una zanja llena de agua, la cuestión no podía tener más complejidades, sin embargo, más allá del susto, todos están fuera de peligro.

Al lugar, ubicado en el km 103 de la Ruta 3, llegando a la rotonda de la Ruta 41, los primeros que se acercaron, fueron un motociclista y los pasajeros de un colectivo doble piso, que se ofrecieron a cobijar a los chicos hasta la llegada de las ambulancias, que fueron después de la policía.

En cuanto al camionero, se trata de un hombre de 48 años, Marcelo Fabián Urbizu, oriundo de Villa General Belgrano, quien manejaba el Scania E113 (AKB 126) de transporte de cereales que al momento del impacto iba vacío, resultó ileso pese a que el camión también se fue a la zanja y en donde quedó, había una altura de cerca de un metro de profundidad.

Según la abuela de los chicos, que llegó con su marido en plena oscuridad (los llamaron 1:50 de la madrugada del viernes y salieron hacia el sitio), el chofer habría dicho que se durmió (a algún policía), cuestión que quedará por establecerse en las pericias.  "Si Gabriel hubiese estado con el auto completo arriba de la banquina, quizás los mata a todos", declaró Rosa Fernández a La Posta. Las fotos que obtuvo la familia muestran cómo quedaron esparcidas por la ruta y hasta la zanja todas las pertenencias que trasladaba para las vacaciones la familia.

Por si faltaba un milagro más, el auto tiene equipo de gas, el cual se rompió en el impacto y perdió el contenido allí, sin generar una explosión ni un incendio. Realmente estamos hablando de una tragedia que no se produjo porque hubo mucha suerte, de otro modo, la noticia sería la peor.

Los vehículos quedaron en la zona y se está evaluando cómo hacer para que trasladen a la pareja hacia nuestra ciudad, ya que necesitarán, como mínimo, un par de sillas de ruedas. Los chicos están con sus abuelos y ya todos bien, pero jamás olvidarán semejante experiencia.

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