Sociedad 4 AGO 2025

Polémica por uso de un espacio en Altos del Oeste que vecinos reclaman para hacer una plaza

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En el barrio Altos del Oeste, los vecinos llevan más de 9 años pidiendo una plaza en un predio público, un espacio que se encuentra en un estado de abandono y donde se oponen a la instalación de un centro de rehabilitación. Una de las vecinas, Miriam, dio su testimonio a "Contame La Posta" y señaló: "acá en esta parte nos sentimos olvidados"

En el corazón de Altos del Oeste, en el límite con el barrio Güemes, un vasto terreno adyacente a las antenas de Gendarmería Nacional se ha convertido en el epicentro de un conflicto entre los deseos de sus residentes y un controvertido proyecto. Los vecinos, cansados de años de abandono estatal, reclaman una plaza desde hace casi una década, mientras que una propuesta para instalar un centro de rehabilitación para adictos genera inquietud y rechazo.

Mirá acá el informe y la entrevista en Contame La Posta 

Miriam, una vecina entrevistada para un informe que pudo verse en "Contame La Posta" este jueves por la noche, expresó con claridad el sentir de la comunidad: "la gente se opone, no quiere un centro de rehabilitación, el espacio que tenemos lo queremos para una plaza".

La principal preocupación, según ella, es el impacto en la seguridad de los jóvenes y niños del barrio. Señala que hay "miedo por ese tema, o sea de que hayan personas que no estén todavía bien curadas, y que pueda llegar a pasar algo y se escapen y hagan alguna cosa". Aunque reconocen la necesidad de espacios para la rehabilitación, los vecinos preferirían que fueran para personas de la misma zona y no para "chicos de afuera"

La historia del predio es una de promesas rotas. Miriam aseguró que llevan "9 años pidiendo que acá se haga una plaza", un reclamo que se ha extendido tanto a la gestión actual de Mauro García (en sus dos mandatos) como a la anterior de Darío Kubar. Sin embargo, la realidad contrasta fuertemente con las expectativas: "esta es la plaza que nos dieron, no hay nada acá, no hay nada".

Las condiciones de vida en esta zona son precarias: no hay iluminación en las calles, la recolección de basura es inexistente, y las vías de acceso están en un estado deplorable. Como resultado, los vecinos se ven obligados a quemar la basura, con el temor latente de que "un día de estos vamos a encontrarnos una criatura tirada en la basura".

La inacción oficial ha llevado a los vecinos a organizarse por cuenta propia. Han tenido que invertir de su propio bolsillo para mejorar las calles, "poniendo un poco de plata cada uno y pasaron la máquina. Le tuvieron que pagar al de la máquina y después tuvieron que pagar para tirar la piedra".

Además, un galpón en el predio, cedido por la provincia de Buenos Aires, alberga un merendero donde, con la ayuda de un sacerdote local, se prepara olla popular de lunes a viernes. Miriam contó que "hicimos 50 litros de leche y se entregó todo", una muestra de la enorme necesidad que existe y el esfuerzo voluntario que implica, dejando incluso sus propias familias para colaborar.

La sensación de olvido es palpable. Miriam enfatizó: "acá estamos olvidados hace años. No lo hablés conmigo sola, lo podés hablar con varios vecinos. Acá está olvidado, todo se hace adelante", haciendo referencia que los "fondos" de barrios como Altos del Oeste y Güemes se encuentran por demás postergados.  

A pesar de los pedidos y de la visita de la esposa del intendente Silvia "Chifu" Figueiras al inicio de la gestión, que prometió una plaza y realizó un acta, no se han materializado soluciones. La respuesta oficial ante sus reclamos ha sido constante: "no hay plata, no hay plata siempre nos dicen", añadió la mujer. 

La inseguridad, aunque actualmente "más tranquila desde hace unos dos meses, que no se podía vivir", también es un problema recurrente, con robos de zapatillas y teléfonos. 

Sea como sea, los lugareños suplican una inversión básica: "lo que pedimos por ahora es aunque sea una plaza. Que nos hagan unos bancos, unos juegos, algo donde tengamos para venir nosotras las mamás, sentarnos, tomar unos mates y mirar a los chicos". Ofrecen incluso su "mano de obra" si el municipio aporta los materiales, ya que "no tenemos nada".

El contraste con otras zonas del distrito es evidente y genera frustración en los vecinos del barrio, quienes advirtieron la instalación de un playón en el lado sur del casco urbano -donde la comunidad no lo había solicitado-, mientras que en Altos del Oeste, donde se pide un espacio para que "las nenas patinen" y donde miles de chicos acuden al merendero, la solicitud se ignora.