
El gremio ferroviario criticó la conciliación obligatoria dictada por el Gobierno ya que "no hay medidas de fuerza". Alegaron que la baja velocidad en las líneas del AMBA no fue una medida de acción directa sino prevención ante posibles accidentes, apuntaron contra las empresas por el deterioro del servicio y emitieron un contundente comunicado
El sindicato de maquinistas de trenes, La Fraternidad, rechazó enérgicamente la conciliación obligatoria dictada por la Secretaría de Trabajo y cuestionó su aplicación en un conflicto en el que, según afirman, no existe ninguna medida de fuerza por parte de los trabajadores.
El origen de la disputa se centra en la notable reducción de la velocidad de los trenes en todas las líneas metropolitanas, que circularon a un máximo de 30 km/h en los últimos días, duplicando los tiempos de viaje de miles de pasajeros. El Gobierno interpretó esta acción como una "medida de fuerza encubierta" y procedió a dictar la conciliación para normalizar el servicio.
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Sin embargo, el gremio liderado por Omar Maturano (foto) sostiene una versión completamente diferente. A través de un comunicado, La Fraternidad argumentó que la decisión de bajar la velocidad no fue una protesta sindical, sino una "acción preventiva para evitar accidentes" debido al mal estado de la infraestructura ferroviaria. En sus propias palabras, el sindicato expresó su desconcierto: "Los trabajadores nos preguntamos cómo nos aplican la conciliación obligatoria si no hay medidas de fuerza dispuestas".
El sindicato insistió en que los retrasos, cancelaciones y la alteración general de los servicios son consecuencia directa del "deterioro de las formaciones tractivas que no tienen mantenimiento ni repuestos" y de la falta de inversión en la infraestructura, que obliga a reducir la velocidad para garantizar la seguridad. Según el gremio, la responsabilidad por las demoras recae en las empresas, que son "legalmente responsables de la circulación, bajo requerimientos, normas y reglamentos que deben cumplir".
En su comunicado, La Fraternidad fue más allá y apuntó directamente contra las empresas y el Estado por la situación crítica del sistema ferroviario. Denunciaron un presunto desvío de fondos que deberían destinarse a la mejora del servicio: "Se están vendiendo propiedades ferroviarias muy caras, que debieran ser invertidas en nuestra industria que se cae a pedazos y nadie sabe en dónde está esa plata".
El gremio concluyó responsabilizando a las autoridades por el deterioro general del sistema, asegurando que la política oficial busca culpar a los trabajadores por problemas estructurales. "Al parecer, la responsabilidad siempre es de los trabajadores", ironizaron, para finalizar con una contundente afirmación: "La falta de inversión, el vaciamiento y el saqueo es responsabilidad de los que mandan".
La conciliación obligatoria fue dictada después de que fracasaran dos reuniones entre el sindicato, representantes del Gobierno y las empresas ferroviarias, en las que La Fraternidad consideró que sus reclamos no estaban siendo atendidos.