La noche del pasado viernes 7 de noviembre falleció Pipo, un animal muy querido por los vecinos que durante más de una década formó parte de la vida cotidiana del centro de la ciudad.
Pipo vivía hace más de diez años en la zona céntrica y, desde hace cinco, tenía su cucha en la esquina de 2 de abril y Pedro Whelan, frente a la plaza central. Allí pasaba sus días acompañado por el afecto de la comunidad, que lo cuidaba y le brindaba alimento y abrigo.
Aunque nadie sabía con precisión su edad, se estimaba que tenía entre 13 y 15 años. Su presencia se había vuelto habitual para quienes transitaban por el centro, donde era reconocido por su carácter tranquilo y por acompañar a vecinos, trabajadores y comerciantes.
Su cucha, colocada por iniciativa de vecinos en 2020, se convirtió en su hogar y en un símbolo del cariño colectivo que despertó. En ese mismo lugar, donde solía descansar cada día, Pipo falleció por causas naturales, propias de su edad.
En memoria de su paso por la ciudad, los vecinos decidieron colocar una placa conmemorativa en el lugar donde se encontraba su cucha, como forma de recordarlo y mantener viva su presencia en el barrio.
Pipo fue, para muchos, “uno de los nuestros”: parte del paisaje y del corazón de General Rodríguez. Su recuerdo permanecerá en la memoria de todos los que compartieron con él un saludo, una caricia o un momento cotidiano.
