Ecología 20 DIC 2025

Misión de rescate en el Zoo de Luján: revelan cuáles son los daños físicos y psíquicos que afrontan los animales

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Tras cinco años de clausura y precariedad, una operación de rescate de escala internacional ha comenzado a revelar las profundas secuelas que el encierro extremo dejó en los 62 grandes felinos y dos osos pardos que permanecían en el predio de Luján. El operativo, liderado por la organización Four Paws en colaboración con el gobierno nacional, se enfrenta a un escenario donde el daño trasciende las jaulas oxidadas, manifestándose en patologías físicas dolorosas y comportamientos psicológicos erráticos

Las evaluaciones veterinarias iniciales han detectado un cuadro de abandono médico prolongado. Los especialistas encontraron animales con fracturas dentales, garras encarnadas que perforaban sus patas y afecciones graves en órganos internos. El Dr. Amir Khalil, líder veterinario de la misión, describió casos críticos: "tratamos a varios animales que habían sido desungulados previamente y presentaban deformidades en las patas. Dos leones incluso requirieron amputaciones parciales de la cola debido a infecciones graves".

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Uno de los casos más emblemáticos fue el de la tigresa Flora, quien debió someterse a una cirugía reconstructiva compleja para extraer fragmentos astillados de su pata, lo que la liberó de un sufrimiento inmenso de manera inmediata. Por otro lado, la tigresa anteriormente conocida como "Medioloca" pudo salvar su cola gracias a una intervención de urgencia que evitó la amputación.

El impacto mental es igualmente devastador. Luciana D’Abramo, Directora de Programas de Four Paws, señaló que años de cuidados inadecuados han alterado los instintos más básicos de los ejemplares. "Observamos a muchos felinos grandes caminando de un lado a otro en sus recintos durante horas, una clara señal de daño psicológico", afirmó la especialista.

Incluso el ciclo biológico natural se vio interrumpido: los dos osos pardos del lugar, Gordo y Florencia, no han podido hibernar debido a las condiciones inapropiadas de su entorno. Para estos animales, la meta final es el traslado a santuarios especializados, como el Bear Sanctuary Belitsa en Bulgaria, donde podrán recuperar su bienestar en un entorno acorde a su especie. 

Un operativo de precisión internacional

Hace unas semanas, el Subsecretario de Ambiente de la Nación, Fernando Brom, recorrió el predio para supervisar las acciones que forman parte de un Memorando de Entendimiento firmado con el apoyo del secretario Daniel Scioli. Brom destacó que esta alianza público-privada busca "sacar a estos grandes felinos del encierro cruel en el que estaban para que encuentren un santuario, la mejor oportunidad que podamos darle para que tengan una mejor calidad de vida".

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Los especialistas explicaron que el desarrollo del operativo es un reto logístico sin precedentes en América Latina. El procedimiento consiste en:

• Sedación controlada: Realizada solo por los miembros más experimentados debido al riesgo que implican animales estresados.
• Traslado a unidad móvil: Cada individuo es llevado a una clínica veterinaria temporal montada en el predio para exámenes completos y vacunas.
• Cirugías y castración: Estas últimas son un requisito obligatorio para el traslado a santuarios internacionales.

Especies exóticas: el riesgo ambiental y el debate ético

Más allá del bienestar individual, el caso de Luján reabre la alerta sobre las especies exóticas. Rubén Quintana, investigador del CONICET, advirtió que el peligro real ocurre cuando esta fauna llega al ambiente y se convierte en especies invasoras, capaces de generar desastres ecológicos. Además, recordó que estos animales, al haber nacido en cautiverio, no pueden ser reincorporados a la naturaleza, lo que hace que los santuarios sean su única opción ética.

Quintana también planteó una reflexión sobre la reconversión de estos espacios, cuestionando si a veces se trata de un simple "lavado de imagen" o si el estrés del traslado internacional es preferible a que animales muy ancianos mueran en el lugar donde vivieron toda su vida.

Para comprender esta situación, podemos imaginar a un náufrago que ha pasado décadas en una balsa diminuta: aunque sea rescatado y llevado a tierra firme, su cuerpo y su mente tardarán años en entender que ya no necesita mantener el equilibrio contra las olas para sobrevivir. El rescate en Luján no es solo un traslado físico, sino el inicio de un largo proceso de rehabilitación para seres que olvidaron cómo ser animales.

Fuente: El Destape 

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