La mujer, que lucha con los inconvenientes de salud de sus dos bebés, los tiempos, las obligaciones con sus otros tres hijos y su situación económica, recibiría la ayuda que tanto necesitaba del Municipio. En estos días, también le llegaron donaciones.
Cuando Analía Quiroga (26)
le contó su historia a La Posta y a todo General Rodríguez, hacía tiempo que venía viviendo los meses más difíciles de su vida. Totalmente sola, la cosa se le fue yendo de las manos cuando sus gemelas nacieron prematuras y con graves problemas de salud. A partir de allí, comenzó el caos, porque ella tiene otros tres hijos (12, 10 y 7 años) y debe ir con ellos de un lado a otro.
Cada vez que iba al Hospital Vicente López a Violeta (está en Terapia Intermedia tras las secuelas de varios paros cardíacos y daño cerebral), debía llevar consigo a todos su hijos y dejar llorando a Valentina (la otra gemela, con una Ostomía a raíz de una perforación en el intestino que la obliga a hacer sus heces y orín a un aparato externo). La situación, de tener a los chicos alrededor, se repite en el resto de la burocracia por la que debe pasar Analía en esta situación: tramita la pensión por discapacidad por Violeta, al tiempo que también gestiona la internación domiciliaria (con equipamiento y máquinas especiales) de ambas, aunque sin obra social que cubra el tratamiento es imposible que el hospital deje ir a Violeta.
Con todo, su situación económica es, obviamente, otro factor de preocupación. Utiliza los $3000 de las asignaciones que percibía para alimentar a sus hijos al tiempo que vendía productos, algo que tuvo que dejar de hacer por este contexto que la rodea. Encima, por diferencias con el dueño de la casa donde alquila, debe mudarse el 10 de febrero y necesita encontrar un hogar que tenga los servicios básicos (la actual tiene humedad, goteras y muchas veces el tanque de agua pierde todo el suministro) y sea acorde a la maquinaria que se instalará allí para asistir a sus dos hijas.
Tras varias gestiones con el Municipio, Quiroga revela que le aseguraron que tienen una vivienda adjudicada para ella en la manzana 15 del barrio Bicentenario. Según lo que le dijeron, podrá habitarla el 15 de febrero, por lo que estará esos cinco días en la casa de una amiga hasta poder mudarse. "Hoy tengo una mochila menos pesada. Yo sé que no tenían obligación, que es mi obligación como madre, así que estoy agradecida", dice Quiroga, que ahora espera con algo de alivio la fecha en que se retire de su actual vivienda. Para la mudanza, desde la Municipalidad la proveerían de un camión.
La mujer cuenta que recibió donaciones de leche, un carrito, una cuna, un ropero, y hasta dos cocinas. "Ahora tengo un poco más de fuerza para seguir peleando por mis hijas, y es gracias también a la gente que me ha demostrado toda su solidaridad", asegura quien, ahora, buscará conseguir las condiciones necesarias para, por fin, después de más de cuatro meses, tener a sus dos hijas viviendo consigo.
Una amistad marcada por el apoyo en tiempos difícilesAunque podría haberla vendido y así conseguir algo de dinero extra que bien le vendría, Quiroga le regaló una de sus cocinas a su mejor amiga, Micaela Pezzuto. "Se la di porque ella también está en un momento complicado en lo económico y la necesitaba", confiesa. Y la curiosidad es que, ambas en situaciones difíciles, su amistad está marcada por la solidaridad.
Se conocieron en el hospital, fueron madres con poco tiempo de diferencia y compartieron habitación cuando Quiroga quedó internada por las complicaciones de su embarazo. "Micaela me prestó plata para ir a comprar toallitas y pañales, se ha quedado con Valentina mientras entraba a Neonatología a ver a Violeta. Es una gran persona", cuenta. "Analía tiene un corazón enorme", replica Pezzuto.
