Seguridad 12 ABR 2022

Amenazas, balacera y masacre narco: a 7 años del crimen de cuatro rodriguenses en la vila 1-11-14

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El 12 de abril de 2015, cuatro jóvenes rodriguenses murieron acribillados a balazos en la popular villa de la Ciudad de Buenos Aires. La trama de amenazas y narcotráfico detrás del escalofriante homicidio múltiple.

La medianoche del domingo 12 de abril del 2015, los hermanos Agustín (24), Hugo (30) y Leticia Mabel Lezcano González (19) y su amigo Fabio Basualdo Gómez Ruiz Díaz (21) bajaron de un auto Mercedes Benz Clase A en la manzana 26 de la villa 1-11-14. Iban a la casa de Leticia, pero no llegaron a alejarse mucho del vehículo: cuatro sicarios en dos motos se acercaron a ellos y los acribillaron a tiros hasta matarlos.

En total les dieron 34 balazos: Agustín recibió 10, Hugo sufrió 4, a Fabio le impactaron 12 tiros y Leticia recibió 8 y el último fue en la cabeza, rematándola cuando intentaba escapar herida.

El hecho conmocionó al barrio, marcado por el narcotráfico y las disputas territoriales de peligrosas bandas (que habían comenzado dos o tres años antes a proliferar de manera exponencial), pero la historia previa a la tragedia sirvió para contextualizar o intentar entender el móvil de semejante crimen.

Agustín Lezcano González estaba amenazado por un grupo narco del barrio y, a raíz del peligro, la familia había decidido mudarse a General Rodríguez, más puntualmente al barrio Agua de Oro, escenario también de diversas guerras sangrientas por la comercialización de droga. 

Según la madre de los tres hermanos, Agustín le había referido que el acoso estaba relacionado a una causa por tráfico de drogas iniciada por el juez federal Sergio Torres, en la que otro hermano Lezcano González, Gustavo (21), estaba preso desde abril de 2014 luego de caer detenido "de garrón": estaba en la casa de un amigo en el momento de un allanamiento.

Esa situación generó que los Lezcano González reclamaran que uno de los líderes de la organización desbaratada se ocupara de aclarar la situación de Gustavo, pero los narcos habrían insistido en que Gustavo no abriera la boca aportando datos comprometedores. "Esa es la versión de la familia. Lo que a nosotros nos parece es que como motivo es insuficiente para producir semejante masacre, pero habrá que profundizar la pista", había dicho un investigador por aquellos días.

A Agua de Oro se habían mudado todos menos Leticia, que seguia residiendo en la manzana 26 de la Villa 1-11-14. Ese domingo 12 de abril, ella había asistido a un cumpleaños familiar en el barrio rodriguense y se volvió a su vivienda, acompañada por sus hermanos y su amigo, que se iban a quedar a dormir con ella. Fue allí cuando fueron asesinados.

El jefe narco detenido por la masacre

En septiembre de 2016, durante un allanamiento en Laferrere, la Policía detuvo a Roberto "El Orejón" Cardozo, de unos 40 años, de nacionalidad paraguaya, que se encontraba prófugo de la Justicia desde 2012, y que además era el cabecilla de esta organización narco conocida como "Tres Bocas" (ya que operaban en una zona interna de la villa 1-11-14 que lleva ese nombre).

Cardozo estaba sindicado como el autor intelectual de 2 grandes masacres ocurridas en la zona mencionada: el quíntuple crimen del pool y la masacre de los Lezcano González. En la primera, ocurrida en octubre de 2013, el Orejón Cardozo habría contratado a 2 sicarios que ingresaron a un garage donde funcionaba un precario pool, armados con 9 milímetros y fusilaron a tres ciudadanos paraguayos y dos argentinos. Un año y medio después, habría coordinado el ataque a los cuatro jóvenes rodriguenses.

Hoy, varios años después, Agua de Oro tendría aún gente relacionada con las víctimas y también con el mismo mundo que a principios de la década pasada volvieron a la zona un punto de venta (no sólo para los locales, sino para filas de vehículos de afuera).

Los crímenes entre bandas dejaron de aparecer tan a menudo, pero aumentaron los hechos de violencia y robos. Durante años, los vecinos denunciaron situaciones de balaceras entre bandas y muertes entre los participantes, ahora, el problema son los chicos que crecieron en ese ambiente, algunos de los cuales están en el mundo delictivo también y con 18 a 20 años, pasan su tiempo robando en la zona y dirimiéndose el control del área. Un control que rápidamente se puede convertir en muerte y que en los últimos meses ha dado muestras de esta continuidad que siguen ignorando los poderes que tienen responsabilidad al respecto.

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